Nos encontramos frente a cambios radicales en este nuevo milenio, en lo que respecta a la relación directivos-empleados o Jefes-empleados. Las empresas formales, reconocidas por su seriedad y escrupulosidad de funcionamiento, están requiriendo una nueva relación entre personal directivo y empleados.
Dado que se ha confirmado una nueva manera de relación, que respetando a la persona sugiere una nueva forma de realizar tareas con más rendimiento y mejor beneficio tanto para la empresa como para su plantel de empleados.
Cambios en la actitud del jefe o directivo
El aprendizaje que más importancia que debe realizar el ejecutivo en la empresa para convertirse en un buen conductor muestra dos etapas. Deberá conocer los aspectos teóricos y fundamentos de la dinámica de grupos. También tendrá que modificar fundamentalmente sus actitudes y su gestión profesional.
En la primer parte no existen realmente dificultades insuperables, porque se trata de sumar discernimientos a los que ya tiene. El otro aspecto involucra una complejidad mayor ya que exige el cambio de procesos y modos de lograr resultados.
Al igual que los componentes del grupo, y con las dificultades que surgen debido al arraigo de los principios utilizados durante decenas de años, los cuales implican una reacción negativa al cambio.
La función habitual del jefe, difiere notablemente del rol que cumple el director o jefe de grupos. Los siguientes son los aspectos que los describen.
Rol del jefe tradicional
El jefe tradicional posee una tendencia autocrática:
- Él tiene el saber, las cosas las da resueltas.
- Él tiene la autoridad y toma las decisiones por sí mismo.
- Aplica reglamentos y hace que lo escuchen.
- Marca planes, objetivos, estructura todo el trabajo.
- Le preocupa la disciplina del grupo. Califica el solo.
- Sanciona y también intimida.
Rol del nuevo jefe o conductor
Su tendencia es democrática. Promueve el conocimiento, enseña a aprender en el trabajo. Señala las actitudes responsables y enseña a tomar decisiones correctas. Escucha, hace hablar a su gente. Utiliza habilidades de dirección, sugiere metas y planea con su personal.
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Se interesa por el procedimiento en integridad, estimula, orienta e imparte tranquilidad. El nuevo jefe es aquel que ayuda al equipo a desempeñarse, es decir facilita las funciones que les permiten a los integrantes trabajar y cumplir con su cometido.
A diferencia del antiguo director o jefe, la característica de este ejecutivo es alentar y animar a su gente para que le apoyen. Se identifica con ellos, le da ánimo y espíritu y su función es la de animador. Curiosamente la palabra conductora y animadora responde al inglés leader, que significa líder.
Este nuevo tipo de ejecutivo, es el que está aumentando la producción, la calidad y la responsabilidad en la empresa moderna. Es un directivo con autoridad y condiciones de director, que asegura un nuevo tipo de empresa en el milenio.
¿Cuáles son los tipos los tipos de líderes que encontramos en la vieja empresa y que requieren el cambio? A continuación verás los puntos anteriores, detallados en varias opciones.
El jefe autoritario
Toma las decisiones, ordena, impone normas y criterio anunciándose como único responsable. No da explicaciones en general. Sólo él conoce el objetivo del trabajo que se desarrolla, señala los objetivos, asigna tareas y designa responsabilidades en el equipo. No acepta opiniones.
Este grupo dirigido de esta manera soporta constantemente hostilidad, descontento, competición, los empleados son menos creadores independientes de su jefe. Abundan las reacciones agresivas en unos e indiferentes en otros.
El jefe paternal
Es un hombre amable, cordial, escucha los debates de su gente pero al fin expone sus opiniones que son terminantes y deben ser obedecidas.
En realidad el hombre que acabamos de ver, no es malicioso ni autocrático por naturaleza. El no eligió decididamente esta manera de actuar. Es probable que sobreabunde en buena voluntad y que desee ayudar. Pero el dominio que ejerce sobre su gente es el producto de experiencias que lo han transformado en un autócrata.
Concretamente, es un prisionero de la costumbre según la cual ser un buen jefe reside en controlar y tutelar a su gente. El asegurará que lo hace para el bien de todos. Se siente como un pastor que cuida su rebaño. El resultado de esto ocurre en muchas empresas donde el jefe dirige su grupo por «la buenas».
Concretamente el efecto es que la inmadurez nace del paternalismo y el paternalismo origina la inmadurez.
El jefe democrático
Confía en las capacidades de su gente, favorece los debates, pide y escucha las ponencias de sus empleados antes de decidir, la responsabilidad se reparte en el equipo. Da explicaciones, acepta las críticas, deja en libertad a su gente para desempeñarse a su gusto y elegir sus componentes.
Los grupos de trabajo de estructura democrática estan mejor motivados para la tarea, las interacciones son cordiales, aumenta la comunicación, disminuye la hostilidad y sus miembros logran un excelente desarrollo personal.
El jefe pasivo
Este tipo de jefe o ejecutivo deja que sus empleados trabajen por su cuenta, no decide, no toma decisiones y tampoco orienta. Las discusiones del grupo son incontroladas, la organización de grupo es débil y de perfil individualista.
El grupo de trabajo no tiene incentivos, hay tendencia a la discusión continua sin llegar a decisiones concretas. Escasea el espíritu de cooperación y el desarrollo de sus participantes es casi nulo.
Liderazgo participativo
En estos equipos los integrantes se ocupan en conjunto para lograr una alta cohesión. Se le otorga máxima importancia al impulso y desarrollo de los trabajadores. Todos las metas y actividades del proyecto se eligen en el grupo reduciéndose donde prácticamente desaparecen las acciones intimidatorias.
Es aconsejable entonces que el jefe de grupo que utilice estas pericias deberá ser un jefe democrático de acuerdo a nuestra descripción.
7 recomendaciones para ser un Mejor Jefe
- Tienes que hacer lo posible para abandonar la postura del jefe tradicional y reprimir tus deseos de dictar cátedra o dar discursos. No te dejes vencer por el deseo de imponer orden o disciplina. Si deseas ser escuchado trata de decir cosas importantes para estas personas. Tienes que lograr que participen activamente en planes y decisiones. Al dejar tu imagen del «jefe aleccionador», el grupo tiene que aceptarte y no debes imponerte.
- No intimides a nadie. Se cordial, comprensivo, no amenaces, no reprendas, no castigues. Pero sé seguro y firme en tus decisiones finales. No fuerces nunca al grupo a aceptar tus puntos de vista. Recuerda que es fácil caer en el papel de líder paternal.
- Reafirma tu seguridad en tu gente. Las personas pueden hacer muchas cosas valiosas si las dejamos aprender a realizarse por sí mismas. Ellos aprenderán a moverse en el grupo con mayor facilidad con que lo haríamos nosotros porque no tienen una responsabilidad tan pesada como la nuestra. No te desalientes si al principio no todo sale bien puesto que el aprendizaje lleva tiempo.
- Con buena voluntad trata de aceptar las decisiones del grupo, en la medida que esto sea posible. Puedes proponerles que decidan solamente sobre lo que podrá ser aceptado.
- Apoya la comunicación con todo tu personal. Debe ser una interacción no solamente con tu persona sino también entre el conjunto. Debes intervenir cuando sea imprescindible, mientras tanto ejercítate en el arte de escuchar.
- No te confíes en las bondades del razonamiento lógico para mantener un buen clima en el equipo. Recuerda que las relaciones entre las personas, se rigen principalmente por acciones generadas por sentimientos.
- Analiza tus propias inhibiciones y recelos para poder superarlos. Es preciso tu completa seguridad personal sin interferencias de prejuicios como la hoja de conceptos o el qué dirán.